Salvo las estaciones de servicio YPF que captan el grueso de la demanda, para el resto de las marcas la venta de combustibles entró en una meseta. En este contexto las empresas apuestan a las prestaciones satelitales de modo de paliar la inacción de los surtidores.
El consumo de naftas y gasoil no detiene su marcha. Ya no al ritmo vertiginoso del año anterior pero constante, especialmente en lo que respecta a las naftas. El escalamiento de la demanda sin embargo, no beneficia a todas las marcas por igual: por ser más ventajosa en términos de precio que el resto YPF es la que se lleva el grueso de los despachos.
En este escenario de ventas en pausa y escasa rentabilidad mantener el negocio se hace una tarea difícil de sostener. Los gastos y los costos en alza obligan a diseñar estrategias para mantener el barco a flote hasta que pase la tormenta. El recurso a mano es apostar a las prestaciones satelitales de modo de paliar la inacción de los surtidores.
Después de los combustibles, el minimercado es la principal fuente de ingresos de una estación de servicio. Algunos, especialmente los que están ubicados en zonas céntricas y de alto caudal de peatones, facturan cifras comparables a las que ofrece el expendio de líquidos e incluso a veces superan al gas. Por eso muchas petroleras le pusieron el ojo y para no quedarse afuera idearon sistemas de franquicias transformándolos en socios de un segmento en el que antiguamente no tenían participación.
¿Qué ofrecen a cambio de una prestación, que generalmente consiste en un porcentaje de las ventas? En primer lugar el know how, indispensable para unificar el concepto de gestión del negocio. Se basa en criterios de atención, ambientación, indumentaria, publicidad, diseño de productos con marca propia, comunicación promocional y marketing.
Este modelo, cuyo pionero fue el Full de YPF inspiró a otras empresas para consolidar su red de minimercados. Así surgieron los de Esso, Shell, Petrobras y otras empresas, cada una con sus parámetros particulares pero atraídos por la imagen integral y altamente competitiva de las tiendas YPF.
“La inversión es importante”, reconocen los expendedores, aunque elogian sus resultados. No obstante reclaman una asistencia mayor de parte de sus proveedores, en especial a lo que refiere al aspecto económico. Temen que de a poco la modalidad se equipare al modelo que les impusieron para las naftas y pierdan la potestad de un segmento del que aun pueden imponer sus condiciones y particularidades.