Pocos automovilistas completan el tanque. Como estrategia buscan los surtidores de YPF para ahorrar hasta 60 pesos por compra. Complican las pocas opciones de financiación y el freno de la economía. Aseguran que Indirectamente se resiente la atención ¿Cuáles son las consecuencias de esta nueva operatoria del mercado?
Los automovilistas ya no están en condiciones de abonar más de 600 pesos en efectivo para llenar el tanque. Atrás quedó esa costumbre de retirarse del surtidor con la aguja en el tablero reposando sobre el margen derecho. Desde hace aproximadamente dos años, cuando se dispararon las naftas y gasoil al público, circular en reserva o con tanque a medias pasó a ser un hecho cotidiano.
Martin Chada, presidente de la Cámara de Expendedores de San Luis (CECA) indicó a surtidores.com.ar que la media de carga se redujo a 120 pesos, en su opinión porque abastecerse ocupa en la actualidad un peso más importante en la economía doméstica. Representa apenas 10 litros.
La nafta súper roza los 13 pesos en gran parte del país, salvo en Capital Federal, que sin razones lógicas, más allá de las electorales, sigue siendo un poco más barata. En la región del Noreste ya supera esta franja; la Premium se comercializa por encima de los 14 pesos el litro.
Por eso es que los usuarios siguen ahora con atención los valores que ubica cada marca. En principio, se abalanzan sobre las bocas de YPF, compañía que sigue creciendo en participación de mercado. Cuando es imprescindible abastecerse para seguir camino, solicitan al playero el volumen justo y necesario. Más tarde harán un pedido mayor a un importe más accesible.
Claro que esta actitud no es homogénea en todos los segmentos. Siguen existiendo los consumidores que prefieren desembolsar unos pesos de más por los combustibles Premium. Shell es la referencia de este grupo, ya no tan reducido como en otras épocas, por el aumento que vivió el parque automotor.
Indirectamente, esta modalidad afectó la logística de las estaciones de servicio: los rodados pasan más veces por semana para despachar el mismo volumen que antes, lo que genera colas más extensas.
Además, con estas prácticas se resiente el servicio, ya que los empleados no tienen tiempo para dedicar con exclusividad a los clientes. Revisar el agua, el aceite, las gomas o limpiar los parabrisas, pasó a ser “autoservicio”, por los movimientos del mercado.