En su gran mayoría no son rentables y complican la administración de los locales. ¿Conviene mantenerlos en funcionamiento las 24 horas? Una discusión que algunos expendedores ya resolvieron: cierran en la noche. Se da en pequeñas localidades pero podría extenderse al resto del país.
Las tiendas de conveniencia ya no son tan convenientes. Proliferaron en la década del 90 en forma masiva con la expectativa de potenciar los ingresos de las bocas de expendio, a pesar de que en ese entonces el combustible dejaba un margen considerable a las Pymes de la actividad.
Sin embargo, lo cierto es que en muy pocos casos consiguieron tal objetivo, al punto que hoy muchas empresas evalúan restricciones en la atención para reducir los costos de explotación. “A nosotros nos vendieron el cuento chino de que el mini-mercado era la solución y que íbamos a llenarnos de plata, pero quedó demostrado que no fue así”, cuestionó Luis Malchioldi, el presidente de la Federación de Expendedores de Combustibles (FEC).
En este contexto, se agrega un flagelo social que los hace aún menos atractivos: la inseguridad. Sobre este aspecto, el dirigente lamenta que “es común que asalten a los empleados; los ladrones toman el tiempo del negocio, a pesar de que el dinero se pone en una caja de seguridad, que ha sido una buena iniciativa”.
Ya hay firmas que están radicadas en ciudades pequeñas, con poca cantidad de habitantes que decidieron no abrir pasadas las 22 horas, para evitar este tipo de situaciones delictivas. “En general son establecimientos de localidades o pueblos que en la noche no hay movimiento y que están ajenas al tránsito de la ruta. Esos cierran; hacen un horario extendido, y en algunos casos dejan un sereno para cuidar las instalaciones”, especificó.
“Sólo los minimercados que son rentables trabajan pero son muy pocos; los que no dejan dinero están cerrando, al igual que las estaciones”, indicó el dirigente.
En Buenos Aires, Malchioldi destaca que la policía está visitando más que antes los locales, gracias a las gestiones realizadas que solicitaban mayor presencia de efectivos en el marco del lanzamiento del “Operativo Sol”. Con este programa, la provincia sacó a patrullar a 8.000 policías, en más de 700 móviles y 78 puestos de control. “Se percibe una vigilancia más intensa”, reconoce.