Los expendedores de combustibles sienten cada vez más la presión. Reciben a diario nuevas demandas por parte de las autoridades, las petroleras amenazan con avanzar en el negocio minorista de los combustibles y no están seguros de que el proveedor les renueva la bandera. Se suman problemas a los ya conocidos de rentabilidad.
Operar una boca de expendio se tornó una actividad muy complicada. Sus administradores aseguran no tener vacaciones, estabilidad monetaria y tampoco emocional. Es por los cambios que presenta el mercado, cada vez más concentrado en pocas manos, lo que amenaza las perspectivas del negocio.
Un empresario que prefirió no ser citado enumeró en el siguiente orden los temas que lo desvelan: la inseguridad, debido al excesivo manejo de dinero en efectivo que presenta la actividad; la ardua competencia desatada contra los comercios que pertenecen directamente al proveedor, y en tercer lugar ubicó la incertidumbre de no saber si tendrá al vencimiento del contrato alguna refinadora que lo abastezca. “Es un stress permanente”, expresó.
Pese a sufrir inconvenientes económicos desde hace al menos diez años, el Estado les exige cada vez más obligaciones impositivas, legales, auditorías, inspecciones, necesidades contables y ambientales. “No hay ningún tipo de reconocimiento a los esfuerzos que realizamos. Al contrario, se agregaron impuestos y seguros para el tratamiento ambiental”, cuestiona.
De hecho, la instalación de locales propios de las petroleras está a flor de piel. Hay proyectos de algunas empresas en el interior del país que una vez que se concreten dejarán con escasas posibilidades a todas las estaciones linderas, al punto de que algunos expendedores analizan retirarse de la actividad. De acuerdo a datos de las cámaras empresarias del sector actualmente hay 589 locales que se encuentran en riesgo, lo que representa casi el 30 por ciento del total.
Este proceso de integración vertical es uno de los temas que más preocupa a los dirigentes, sobre todo teniendo en cuenta que en términos de generación de empleo el sector de comercialización independiente contribuye en el sostenimiento de más de 40.000 puestos de trabajo. Por eso el gremio se opone a esta tendencia y acompaña en el Parlamento los proyectos que proponen regular la comercialización de naftas y gasoil.