Surtidores.com.ar resumió los hechos más trascendentes que dejó el año pasado: aumento de precios, ingreso de actores al mercado, expropiación de YPF, congelamiento de precios del GNC, plan de YPF, gestiones de las cámaras empresarias y nueva normativa para el sector, entre otras cuestiones
A principios de año el mercado de los combustibles no mostraba diferencias de lo que había ocurrido en 2011. Sin embargo, en ese entonces el Gobierno se dio cuenta que si no tomaba medidas para frenar la importación de energía, las consecuencias sobre el modelo económico – por la caída de la balanza comercial – iban a ser cada vez más importantes.
Fue ahí cuando empezaron a surgir grietas en la relación con el Grupo Repsol, que evidentemente no tenía otro interés que girar las jugosas ganancias que recaudaba por la explotación del negocio a España. Pocos meses más tarde, más precisamente en abril, el congreso recibió la noticia: Cristina envió un proyecto de expropiación del 51 por ciento de las acciones que hasta entonces poseía la petrolera ibérica .
Fue a partir de ese entonces cuando el Gobierno se vio obligado a tomar cartas en el asunto: sancionó el Decreto 1277 para devolverle al estado la potestad para controlar y dirigir el mercado, anunció que YPF nivelaría los precios con la competencia e intimó a las petroleras a desarrollar inversiones en las cuencas petroleras y gasíferas.
En un discurso público, mientras inauguraba obras en la refinería que la petrolera estatal tiene en Ensenada, La Plata, Cristina adelantó que iba a regular el precio de los combustibles, situación que hasta el momento sólo afecto al GNC. Es que después de todo, el modelo actual ya tiene a YPF como marca testigo que orienta los precios. Cuando ella se mueve, el resto acompaña.
Cien días después de que el Gobierno nacionalizó YPF, Miguel Galuccio, CEO y presidente de YPF, anunció un ambicioso plan de inversiones para recuperar el autoabastecimiento en 2014. La meta es mejorar la producción de naftas y gasoil en un 37 y por ciento y la de petróleo y gas en un 32, destinando para ello 37.200 millones de dólares durante el próximo quinquenio.
Como pequeña ayuda, en agosto, la Secretaría de Energía aumentó el gas en boca de pozo en un 300 por ciento, que es el que compran los expendedores de GNC para luego comprimirlo, con el objetivo de brindarle algo de rentabilidad a las operadoras de gas, entre ellas YPF, que cuenta con una participación de mercado del 23 por ciento.
Esta medida afectó directamente a las estaciones de servicio, que según la Resolución oficial estaban obligadas a mantener los precios con fecha al 8 de agosto, como así también a las empresas que convierten vehículos a GNC, ya que ante la incertidumbre en los precios al público, muchos consumidores confundidos desistieron inicialmente en su intención de comprar equipos.
También a mediados de año la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia autorizó el traspaso de los activos de Exxon Mobil al grupo de capitales locales y chinos, Bridas.
Las estaciones de servicio, en tanto, buscaron en la nueva gestión de YPF mejorar la rentabilidad, aunque según advierten desde la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (CECHA) sin demasiados resultados. Entre otros beneficios menores, la compañía ofreció a los operadores de la red subsidios para las bocas que despachan menos de 200.000 y 300.000 litros de combustible por mes.
Por otra parte, estacioneros y empleados de estaciones de servicio acordaron elevar los sueldos un 27,5 por ciento promedio, cifra que conformó a ambas partes, por considerar la inflación que miden las consultoras privadas y la evolución de los precios en el surtidor.
Sin embargo, la demora del Ministerio de Trabajo para homologar los convenios complicó la instrumentación de las nuevas escalas, tal es así, que incluso en algunos casos la Federación de Obreros y Empleados de Estaciones de Servicio (FOESGRA) salió a bloquear los comercios que no estaban pagando de acuerdo a lo acordado en la negociación con empresarios.
Como punto final, saltó a la luz la intención de Petrobrás de abandonar el negocio de la refinación en nuestro país. La empresa brasileña puso en venta sus activos, que incluyen la red de estaciones, la refinería y la participación en Refinor, y que podrían pasar a manos de Pluspetrol o YPF, aunque la decisión final se conocerá a partir del 14 de enero, fecha en la que se abrirán los sobres con las propuestas de os oferentes.