Los operadores resolvieron suspender o postergar el cobro con tarjetas de crédito y débito hasta tanto se normalice el mercado; también informaron que bajarán a 15 días los pagos en cuenta corriente para evitar la descapitalización del negocio. Cada vez que hay un ajuste de precios por parte de la petrolera pierden dinero por las ventas financiadas.
Las empresas de transporte y del agro que no trabajan con distribuidores mayoristas suelen encargar grandes cantidades de combustible a las bocas de expendio abonando el total de la factura en cuenta corriente recién a los 30 días de haber concretado la operación. Lo mismo ocurre con los consumidores de baja escala que pagan con tarjetas de débito y crédito.
Cuando cualquiera de las petroleras que operan bajo el sistema comercial de reventa actualiza el costo de los productos, los expendedores terminan resignando gran parte del margen de ganancia de los despachos en los que se acordó abonar con posterioridad a la entrega del producto. Por eso, luego de que Shell aplicó un incremento del 12 por ciento, el más alto de los últimos años, los empresarios anunciaron medidas drásticas en defensa de la rentabilidad.
Miguel de Paoli, presidente de la Cámara de Expendedores de Chaco (CECACH) señaló que “a partir de estos aumentos se decidió suspender el uso de tarjetas y bajar a quince días las rendiciones de las cuentas corrientes”, como paliativo para minimizar los riesgos financieros. “Cuando hay que cobrar luego de los ajustes toda la rentabilidad de esas operaciones se licua, no sólo por el gasto que genera de por sí la comercialización con tarjetas de crédito, también se agregan las variaciones de precios”, sostuvo.
De Paoli graficó con un ejemplo: “si una empresa pide 5.000 litros de naftas, tomando un precio de 12 pesos el litro – en promedio, –el porcentaje de aumento significó para el operador 7.200 pesos (un 12 por ciento)”. Entonces, explica que cuando tiene que reponer el stock en los tanques no dispone del capital necesario y termina comprando menos cantidad de la que podría vender, ingresando en una espiral negativa. Sólo los comercios con respaldo pueden vencer esta pérdida de los ingresos.
Este cambio en la política comercial de las estaciones de Shell refleja las perspectivas que presenta el mercado para los próximos tiempos. De hecho, Juan José Aranguren, el presidente de la petrolera, aclaró que la suba del 12 por ciento es apenas una medida parcial, por lo que se espera otro ajuste de ahora en adelante. El objetivo de la compañía es recomponer el margen que perdió como consecuencia de la devaluación de la moneda.
