¿Qué recaudos se pueden tomar para reducir el delito? Los expendedores de combustibles analizan el tema. El principal inconveniente se encuentra durante el turno noche, sobre todo en las localidades del interior. ¿Conviene dejar un solo playero atendiendo el local?
El lunes a las 3 de la mañana se alteró la tranquilidad habitual de El Galpón, una pequeña localidad de Salta, cuando Ariel Ríos, un playero que prestaba funciones en una boca de expendio, murió luego de recibir un balazo por parte de delincuentes que le exigían la recaudación.
El hecho ocurrió a pesar de que no hubo resistencia por parte del empleado, mientras camioneros dormían en la playa de estacionamiento. Era de noche y reinaba el silencio. Sin embargo, nadie dio cuenta de lo que estaba ocurriendo. Pasó en minutos y hasta el momento no hubo detenidos.
A raíz de este acontecimiento, Ricardo Stella, presidente de la Cámara de Expendedores de Salta (CESECA) pone el acento en reforzar las normas de seguridad, principalmente al caer el sol. “Lo que está pasando nos obliga a tomar medidas cada vez más extremas”, lamenta.
¿Qué acciones se pueden realizar para frenar los robos? Stella asegura no tener la solución al problema, pero deja entrever algunas propuestas: “es importante impulsar las ventas con tarjetas para reducir el efectivo”. Esta es la primera reacción que encuentra. “Por los volúmenes que manejan hoy las estaciones hay que evitar el pago de contado”.
Por otra parte, luego de las 22:00 horas, cuando amenaza la noche, el operador recomienda “no dejar una sola persona en la atención”, porque se presenta indefenso ante los malvivientes. “No es lo mismo que haya dos empleados”, sostiene. Y en caso de ser imposible, por cuestiones de rentabilidad, propone aceptar el despacho sólo con cambio justo, para que el depósito en los buzones blindados pueda ser inmediato.
La iluminación también asegura que es un aspecto a tener en cuenta, complementado con cámaras de vigilancia. “Si se sabe que hay dinero esos hechos van a seguir ocurriendo”, advierte. En tanto, contar con todos los elementos disponibles puede disuadir a los malvivientes.
A diferencia de lo que indica el sentido común, en las pequeñas localidades del interior también hay atracos, justamente porque las instalaciones están aisladas de los centros más poblados. Llegan motochorros desde las grandes urbes para hacerse de la billetera. “En esos lugares es imposible tener adicionales de seguridad de la policía”, compara. Contar con personal abocado a esta tarea es costoso y sólo los puestos con gran nivel de despacho pueden afrontarlos. “El tema es realmente complejo”, admite preocupado Stella.