La presidenta de FECRA fue la primera mujer del país en operar una estación de servicio y también la primera dirigente gremial empresaria. Revela que le auguraban que “no duraría ni seis meses” en esta actividad que emprendió hace 47 años. Admite que se siente muy respetada por sus colegas.
Rosario Sica, la emblemática dirigente de los surtidores, es el estandarte femenino en un universo dominado por los hombres. La presidenta de FECRA fue la primera mujer del país en operar una estación de servicio y también la primera dirigente gremial empresaria, condiciones más que suficientes para ser una referente indiscutida de esta actividad.
Simone de Beavoir decía que “mujer no se nace, se hace”. Ese precepto fue constituyendo la aguerrida personalidad de Sica desde que se instaló al frente de su negocio en el barrio porteño de San Telmo hace casi más de medio siglo. Debió enfrentar cientos de situaciones que hubieran espantado a más de un varón, las que sorteó con decisión si dejar de lado nunca su femineidad.
“Me siento muy bien en este ambiente”, confiesa. Asegura que siempre trabajó con hombres y rememora sus comienzos como empleada bancaria en el Banco Municipal, puesto al que llegó gracias a sus méritos como estudiante universitaria que la convirtieron en una destacada contadora. “Mis compañeros, mis clientes y mis colegas siempre me respetaron” mencionó con entusiasmo.
Su firmeza para plantarse frente a las adversidades que erosionan la estabilidad de las estaciones de servicio le valió el reconocimiento de encumbrados empresarios y políticos. Cuenta que dialoga frecuentemente con directivos de las petroleras más importantes y también con funcionarios de la talla de Guillermo Moreno, Julio De Vido y Axel Kicillof. También se cruzó en un council con Cristina Kirchner, de quien espera le conceda una entrevista que le solicitó ya hace un tiempo para reclamarle mejoras para el sector.
A Sica le gustaría que, como ella, más mujeres participen de la tarea gremial aunque reconoce que se necesita una gran vocación de servicio. Apunta a su fuerte personalidad, producto de una dura formación, y la convicción en cada una de las acciones que emprende, como sus principales atributos para desarrollarse en este ambiente hostil.
Sin embargo, y coqueta como pocas, siempre se la puede ver de punta en blanco en un entorno que generalmente esta dominado por manchas de aceite y grasa pero no en su negocio donde el “toque” femenino realza la prolijidad y el buen gusto. A la par que afirma que las mujeres “son muy competitivas, pero que se le acercan para comentarle que se sienten representadas, que siga en la lucha y que no baje los brazos”; asegura que “está muy orgullosa de su condición”.