Surtidores.com.ar consultó a diversos representantes del sector sobre las cuestiones que los tienen en vilo. Todos coincidieron en ubicar a la discusión salarial como el asunto más urticante aunque no desestimaron el escaso margen de rentabilidad que perciben. A diferencia de años anteriores, el abastecimiento no inquieta
El año recién comienza pero para los expendedores es como si ya hubieran transcurrido varios meses. Es que la suma de preocupaciones que los embargan sumados a las que están por venir, hace que el tiempo se les diluya entre las manos con pocas esperanzas de que algo pueda cambiar para frenar esta sangría temporal.
Surtidores.com.ar consultó a diversos representantes del sector sobre las cuestiones que los tienen en vilo. Todos coincidieron en ubicar a la discusión salarial como el asunto más urticante aunque no desestimaron el escaso margen de rentabilidad que perciben como su competidor más inmediato. A diferencia de años anteriores, aseguran que el abastecimiento no los inquieta.
Rosario Sica, la emblemática presidenta de la Federación de Empresarios de Combustibles de la República Argentina no duda en adjudicar a este tema al tope de sus desvelos. Explica que en las actuales condiciones el 30 por ciento que exige el personal es una cifra alejada de las posibilidades del sector. “Las estaciones de servicio no dan para más”, sentencia para graficar la magnitud de la problemática.
Sica incluyó entre los ítems más problemáticos a la aplicación del adicional al precio de los combustibles que comenzaron a cobrar algunos distritos del conurbano bonaerense. Asegura que si se generaliza causará un efecto recesivo en la actividad.
Manuel García, titular de las estaciones de servicio independientes, coincide con su par aunque agrega la escasa rentabilidad que perciben por la venta de naftas y gasoil entre los argumentos centrales. “Para que dejen de cerrar negocios debemos luchar para mejorar las comisiones”, apunta.
A su turno el presidente de CECACH, Miguel de Paoli, juzgó que el ranking de problemas arranca por la incertidumbre de cambios en el escenario económico interno que impacta en la rentabilidad de la empresa. Enumeró entre otros a los conflictos laborales, los cambios en las normativas ambientales y las exigencias del Estado. Respecto a los sueldos, a los que les otorgó un rol principal dentro de la nómina, planteó un dilema inversamente proporcional: “a menor rentabilidad, mayor preocupación”.
Por lo expuesto esta vez los cupos, los contratos y el suministro, no tienen la trascendencia de años anteriores. La demanda de hoy pasa por resolver la discusión salarial sin conflictos y hacia allí apuntan las gestiones que los empresarios llevan adelante con las petroleras.
