¿Conviene contratar personal para atender cabinas telefónicas, carga de celulares o venta de tarjetas para el transporte público? Los expendedores aseguran que el mini-mercado no arroja la rentabilidad suficiente para incorporar más productos de bajo margen, por el contexto de inseguridad.
En numerosos barrios o zonas periféricas de las grandes ciudades, el shop de las bocas de expendio ya no atiende al público pasadas las diez de la noche. Lo mismo ocurre en los pueblos del interior. ¿Cuáles son los motivos? Es la historia del huevo y la gallina: baja bonificación por la venta de combustibles que impide apostar a nuevos nichos para mejorar los ingresos.
“Hoy no te podés dar el lujo de ofrecer servicios para que atraigan a la gente”, aseguraRubén Fernández, directivo de la Cámara de Estaciones de Servicios, Garages y Afines de Rosario (Cesgar). Y sostiene: “lamentablemente la mano de obra no es barata como para tener muchos artículos con muy poco margen y que generan más movimiento de efectivo”.
Hace referencia a las cargas virtuales de los teléfonos celulares, las cabinas para pagos de impuestos, tarjetas del transporte público y otros servicios. “Cada operación de este tipo tiene un costo para bancarizarla y de traslado”, explica.
Por lo que observa en su zona, la tendencia apunta a ir eliminando estos rubros. “Durante la noche hay operadores que directamente cierran el mini-mercado y es una modalidad que cada vez se aplica más”, señala Fernández. Los que permanecen 24 horas, sólo permiten pago con tarjetas, para no tentar a los delincuentes.
Para citar un ejemplo, el empresario mencionó que la comisión que establecen los “Rapipago” se computa por transacción y no en proporción al monto de las facturas: “Son muy pocos los bancos que trabajan con un porcentual, algunos públicos, pero también es muy bajo”.
En su opinión, todas las medidas que contribuyan a quitar dinero del local, son positivas, porque reducen la cantidad de asaltos. “La exclusividad de pagar con tarjetas a la noche nos ha dado resultado”, fundamenta. Fernández reconoce que ha mermado sustancialmente el delito.