Los expendedores denuncian problemas de abastecimiento, notan un incremento de las exigencias legales por parte de las autoridades nacionales y locales, advierten importante incremento en los costos, mientras conviven con los precios más bajos del país. Es el distrito donde mas locales cerraron en los últimos años
De acuerdo a datos de mercado, en enero de 2010 había en nuestro país 4.500 locales dedicados al negocio minorista de los combustibles, mientras que dos años más tarde, precisamente en septiembre de 2012, se registraban en la Secretaría de Energía apenas 3.813, lo que arroja un saldo negativo de 687 establecimientos.
Este proceso, según explica Luis Navas, Vocero de la Asociación de Estaciones de Servicio (AES) es consecuencia de los desequilibrios que presenta el mercado de los combustibles en general y la rentabilidad de las bocas de expendio en sus dos variables más importantes: precio y volumen.
En la Capital Federal, las estaciones están teniendo inconvenientes con el suministro, sobre todo de los productos de mayor consumo, al tiempo que los precios se ubican aproximadamente un 10 por ciento por debajo que en el resto del país. “Este año notamos que escaseó la nafta Premium, a diferencia de 2011, cuando anteriormente por lo general se encontraba en todas las marcas”, puntualizó el funcionario.
Navas señala que “el punto de equilibrio de una boca de expendio en la Capital Federal se ubica en los 250.000 litros, haciendo un promedio entre todas las marcas”. Las de YPF, en cambio, teniendo en cuenta que manejan una bonificación de apenas el 8 por ciento, requieren despachar 300.000 litros, de acuerdo a la información que difunden desde las cámaras empresarias a nivel nacional.
Como agregado, en este distrito los sueldos son más altos que en otras regiones del país. El sueldo básico de un playero se ubica en el orden de los 4800 pesos, pero a esto deben sumarse los adicionales y las cargas sociales. Según hacen cuentas los estacioneros, el costo laboral representa el 80 por ciento de los egresos globales de una estación de servicio.
En este contexto, Navas analiza que “es cada vez más oneroso sostener económicamente un puesto de venta de combustibles, no sólo por los problemas de rentabilidad, sino también por las exigencias legales que demandan el estado nacional y las municipalidades”.
“El cierre de locales en la Capital obedece a que los expendedores perdieron volúmenes de ventas mientras que al mismo tiempo creció el valor inmobiliario de los locales, por lo que muchos empresarios llegaron a la conclusión de que no se justifica realizar semejante inversión de dinero para obtener una utilidad tan baja”, apuntó finalmente.