En Formosa las estaciones de servicio de YPF sufren colas de varias cuadras debido a que disponen de una limitada cantidad de picos ya que los surtidores no permiten el despacho en simultáneo. Expendedores explican que se llegó a este punto porque la vieja gestión, al mando del Grupo Repsol, impedía modernizar las instalaciones. Confían que la nueva administración mejorará las condiciones de comercialización
En la provincia que se encuentra en el extremo norte del país, al límite con Paraguay, los consumidores deben esperar varias horas para llenar el tanque con combustible. La región presenta dos características particulares: el parque de motos es más importante que el de autos y la mitad de los puestos de venta son de marca YPF.
El presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio de Formosa, Ángel Luis Bigatti, explicó que durante la época que Sebastián Eskenazi gestionaba YPF se obligaba a los operadores a instalar tanques pertenecientes a la empresa con el objetivo de restringir la autonomía de los operadores independientes.
En consecuencia, los expendedores no pudieron ubicar nuevos surtidores y los que están en funcionamiento tienen hasta 40 años de antigüedad. “Hay comercios que venden 400 mil litros de gasoil con apenas dos picos”, apuntó el operador el motivo por el cual se producen demoras en los locales de esta bandera.
“Nosotros queremos modernizar las estaciones pero necesitamos que la petrolera cambie la actitud de que primero hay que colocar tanques propios de la compañía y cumplir con una serie de condiciones”, señala. “Es necesaria una nueva legislación para el sector”, exigió.
Los expendedores de Formosa entienden que “hace falta políticas para impedir el abuso de posición dominante contra quienes adquieren una franquicia de YPF”. Los establecimientos del resto de las marcas, reconoce, no están sujetos a tantas imposiciones y presentan tecnología más actualizada. “Hasta las blancas tienen mejores surtidores”, comparó.
“Estamos dispuestos a invertir”, se compromete Bigatti, convencido de que “con surtidores más veloces podríamos despachar más volumen, ganar más dinero y brindar un mejor servicio a la comunidad”. Hasta no descarta que sea necesario contratar más personal.
Mientras tanto, el público se queja por las demoras que padece hasta asegurarse el suministro y los empleados conviven con una situación de stress permanente por el amontonamiento en la playa de la estación. “Tenemos muchas expectativas de que estas cuestiones cambien ahora que el Estado se hizo cargo de la empresa”, se esperanzó.