El gremio que los representa apuntó contra el Gobierno Nacional por mantener intactas las condiciones de mercado, pese a que reguló la actividad y desde el mes de abril pasó a tener el control de la principal petrolera del país, YPF. Se mostraron en desacuerdo con las políticas implementadas y no descartan despidos y sanciones el próximo año.
El Secretario General de la Federación de Obreros y Empleados de Estaciones de Servicio (FOESGRA), Carlos Acuña, criticó duramente la manera en que el Gobierno Nacional está encarando la comercialización de combustibles en nuestro país. Denuncia que no se está garantizando la continuidad de las bocas de expendio mas pequeñas, lo que a su entender, podría desencadenar en la perdida de puestos de trabajo.
“El Gobierno cuestiona la política que se implementó durante la década del 90 pero sin embargo la mantiene. Antes peleábamos con el Grupo Repsol y ahora contra el Estado. No cambió nada, es más, las estaciones Pymes están en peores condiciones financieras que antes porque le aumentaron el costo del gas en boca de pozo y las obligaron a mantener los surtidores congelados”, deslizó.
Desde esa fecha, fundamenta el dirigente, cerraron en nuestro país más de 3.000 puestos de venta y 45.000 personas se quedaron sin empleo. “Si seguimos en este camino, no tenemos posibilidades de crecer”, lamenta.
Frente a esta situación, Acuña asegura haber solicitado audiencias al Ejecutivo para encontrar soluciones a los problemas de rentabilidad que sufren las estaciones de servicio, aunque sin obtener respuestas por parte de los funcionarios encargados del tema. “No hay dialogo y el Gobierno cree que es el dueño de la verdad. Pedimos reuniones y no nos atendieron. De repente aparece un iluminado como Axel kicillof – titular de la Comisión que regula el sector – para tomar las decisiones pese a que no conoce como funciona nuestro rubro”, acusó.
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“Cuando nos necesitaron para apoyar la nacionalización de YPF nos llamaron y pidieron que expresemos que estábamos de acuerdo con la medida”, contó. Sin embargo, las demandas históricas que plantea el sindicato, como prohibir a las petroleras que puedan disponer de bocas de expendio propias quedaron encajonadas hasta nuevo aviso. Los proveedores concentran en sus bocas propias más del 50 por ciento de las ventas de combustible.
Acuña admite estar decepcionado por la actitud que el Gobierno tomó con los operadores independientes tras la expropiación de la compañía. Lejos de abrir nuevas puestos de venta, alerta que “no hay señales positivas para los que se fundieron en los últimos años para que vuelvan a poner marcha el negocio y los que quedaron están condicionados por la política oficial”.
Lo que deja un sabor amargo en el sindicalista es el hecho de que estas malas perspectivas que analiza el personal de las estaciones resulten aún cuando el mercado muestra signos alentadores: crecen las ventas de combustibles y el parque automotor.
