Expertos en seguridad explican que al momento de despachar combustible una llamada telefónica o simplemente el ingreso de un mensaje de texto pueden ocasionar una explosión, por la descarga eléctrica que se genera. Recomiendan capacitar al personal para evitar accidentes y potenciar los controles en las bocas de expendio.
El uso del celular fue creciendo en tal magnitud desde la década del 90 que hoy parece una extensión más del cuerpo humano. La gente va recorriendo las calles con el vehículo sin darse cuenta que está hablando por teléfono, a pesar de que está prohibido taxativamente por las normas de tránsito. En muchas ocasiones, ingresan a las bocas de expendio a cargar naftas, enviando un mail o comunicándose, arriesgándose a padecer un accidente.
Días atrás, un local de Secheep Combustibles, la marca perteneciente a la empresa provincial de la energía de Chaco, se prendió fuego cuando un cliente atendió el teléfono a centímetros del surtidor. El Ing. Pablo González, experto en seguridad de la compañía Parino Group, explica como se produce el chispazo que luego desata la catástrofe: “Básicamente cuando el teléfono recibe una llamada o alerta de mensaje, ya que el timbre se genera a partir de una señal eléctrica y ésta señal envuelta en vapores de combustible provoca el ambiente propicio para que se produzca el accidente”.
A pesar de las reiteradas advertencias de los especialistas, todavía muchos utilizan el móvil en las estaciones. Por eso, González considera necesario que el playero resalte “la importancia de la prohibición del uso del celular”, ya que la mayoría de ellas, desconocen o minimizan el riesgo que tiene su uso durante el expendio. No será tarea fácil para los empleados pero asegura que es hora de comenzar la prevención.
Para tomar magnitud del asunto, el ingeniero de Parino Group compara que el uso del teléfono durante el despacho de líquidos es igual de peligroso que en las bocas de GNC. “Recordemos que durante la carga de GNC las personas dentro del vehículo están obligadas a bajar y ponerse a una cierta distancia de seguridad, si a esto le sumamos que durante la carga de GNC no debería haber fugas, el riesgo se minimiza en gran medida, contrariamente a lo que ocurre cuando se abastece a un vehículo o motovehículo que por la misma boca de carga emanan los vapores de combustible”.
Tomando en cuenta las malas experiencias registradas en nuestro país, el experto sugiere “capacitar continuamente a los conductores y persuadirlos de no utilizar el teléfono durante el expendio”. Considera imprescindible “recomendar que apaguen el equipo o bien que se alejen a 4 o 5 metros de la zona de peligro”. Entiende que esta toma de conciencia debe partir hoy desde los expendedores, ya que “no hay muchos controles” por parte de las autoridades y tampoco conciencia de los usuarios sobre los riesgos.