Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, centralizan más de la mitad de las bocas de expendio que se extienden a lo largo y ancho del territorio nacional. YPF es la que más surtidores tiene, pero ¿quienes le siguen en la lista?
La gran extensión geográfica de nuestro país supone una distribución equitativa de estaciones de servicio para cubrir la demanda de combustibles sin inconvenientes. Sin embargo, la realidad dista mucho de las suposiciones ya que solo tres provincias concentran el 60 por ciento de las bocas existentes en el país.
En efecto, entre Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe suman 2.304 puntos de expendio – líquidos y duales – de los 3.837que se extienden a lo largo y ancho del territorio nacional. Las razones se explican en la aglutinación de vehículos que se da en esa región, dato que confirma la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina: el 50.8 por ciento de los patentamientos de 2012 se realizaron en esos distritos.
De acuerdo a este relevamiento, el año pasado cada estación de servicio ubicada en la principal provincia del país sumó 194 nuevos potenciales clientes, mientras que a las cordobesas le correspondieron 177 y a las santafesinas, 164. Más favorecidas salieron las de Capital Federal: por cada surtidor instalado en esa localidad saltaron al mercado 672 noveles vehículos.
El podio se conforma con Buenos Aires, con 1.441 puestos; Córdoba, 443 y Santa Fe, 420. Más atrás le siguen Capital Federal, 205; Mendoza, 163; Entre Ríos 161; Tucumán 94 y Río Negro, 82. La Provincia de Tierra del Fuego es, con 9 bocas, la de menor densidad del país.
Entre las empresas, YPF confirmó su liderazgo en el sector con 1.401 estaciones de servicio, condición que ostenta en todas las provincias argentinas. Shell se ubicó en el segundo lugar con 641, Esso 441, Oil Combustibles, 263 y Petrobras, 229.
2012 marcó el firme posicionamiento de las empresas que comercializan combustibles sin banderas, denominadas blancas. Más por opción que por elección, 733 fueron los comercios contabilizados el año pasado, un 36 por ciento más que en 2009, todo un síntoma que evidencia el estancamiento que transita la actividad durante estos últimos años.