Marcelo Fresca fue el responsable de la construcción del Museo Fisogni, la muestra más importante del mundo de elementos para estaciones de servicio. Ubicado en Milán, Italia, ingresó al libro de los récords Guinness por tener la mayor colección de surtidores del planeta.
Aunque parezca extraño, existe un museo de estaciones de servicio. Se trata del Museo Fisogni, un espacio mágico que atesora la historia de los surtidores desde 1892 hasta nuestros días, y que durante 20 años mostró al público un siglo de arqueología industrial petrolera.
Es tal la magnitud de esta antología que en el año 2000 ingresó al libro de los récords Guinness por tener la mayor cantidad de surtidores del planeta. Claro que también brilla por sus curiosidades, por ejemplo un surtidor diseñado por el arquitecto Piacentini para Benito Mussolini en el estilo Littorio etiquetado “Pura Benzina”, apelativo que significaba que el combustible no se mezcló con alcohol de remolacha, muy utilizado durante el período fascista de Italia para ahorrar dinero. Su fisonomía se asemeja al saludo del dictador.
Uno de los rasgos distintivos de la muestra es la participación de un argentino en su construcción. Se trata del Arquitecto Marcelo Fresca, el responsable de llevar adelante el emprendimiento que brilló en Milán desde 1966 y que le valió innumerables reconocimientos internacionales.
Este profesional, graduado en la Universidad de Morón, desarrolló obras en Italia, Suiza, Austria, España, Albania y Libia, y que trabajó para Exxon Mobil S.A, Esso Europa , Repsol S.A. , Tamoil S.A., Erg Petrolio S.p.A y Agi, entre otras, ahora está de regreso en nuestro país. “Yo construí el único y mas grande museo de estaciones de servicio premiado con Guinness World records en Europa” afirma con orgullo.
“El museo ofrecía también un completo archivo de diseño, publicidad y materiales técnicos que era continuamente consultados por estudiantes y profesionales”, revela. “Trata de mas de 100 años de arqueología industrial, desde el primer surtidor hasta las bellas mujeres que publicitaban las petroleras pasando por los Gadget”, agrega.
Hoy cerrado tras la negativa de sus dueños de vendérselo a un poderoso jeque árabe y a un magnate japonés, sus 8.000 artículos descansan en un galpón a la espera de volver a ser exhibidos. Son piezas de colección que su mentor, el italiano Guido Fisogni, fue recolectando mientras desarrollaba su actividad de mantenimiento e instalación de bocas de expendio en su país natal.