Son las que mayores problemas económicos presentan por las dificultades para abastecerse. En Santa Fe, Santiago del Estero, San Luis, San Juan y Mendoza, la participación de estos locales asciende a más del 30 por ciento. En Capital y Gran Buenos Aires la cantidad de locales sin bandera se mantiene acorde al promedio nacional.
Durante la primera década del siglo el mercado de los combustibles evolucionó de manera desfavorable para las estaciones de servicio. Las petroleras impusieron condiciones comerciales cada vez más perjudiciales a sus operadores independientes, situación que muchas veces desencadenó en una ruptura de las relaciones comerciales.
Según se refleja en las estadísticas que aportó la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (CECHA) respecto de octubre de 2013, en nuestro país existen 983 establecimiento blancos, lo que representa un 23 por ciento del total país, determinado en 4407.
De esa cifra, 479 son puestos que ofrecen combustibles líquidos y en algunos casos también Gas Natural Comprimido, mientras que 409 del conjunto se dedican pura y exclusivamente a la venta de GNC. En el sector explican que este segmento de las empresas fue impulsado por el auge de las conversiones de vehículos, a partir de 2001 en adelante, cuando estalló la crisis económica.
De acuerdo a las estadísticas en la región de Cuyo es donde más se nota la presencia de locales blancos. En Mendoza el 40 por ciento de las estaciones no cuentan con una marca insignia tradicional que los suministre de combustibles, en San Juan el 33, en San Luis el 32, al igual que en Santiago del Estero. Buenos Aires, en cambio, se ubica apenas por debajo del promedio, con el 20 por ciento, al igual que Capital Federal.
Casualidad o no, en esta zona YPF maneja una porción importante de las ventas de combustibles, en algunos casos superior al 70 por ciento, no sólo porque dispone la gran mayoría de los puestos de carga, también por la diferencia relativa de precios que goza frente a sus competidoras autónomas.
Debido a las adversas condiciones comerciales, los expendedores sin bandera terminan comprando a los distribuidores mayoristas a un costo superior que las bocas de bandera, por lo que se ven obligados a posicionarse a un importe mayor en surtidor. En algunas provincias el litro de nafta súper se ofrece por encima de los 13 pesos.