Su experiencia comercial es digna de ser contada. Arrancó con apenas un comercio pequeño en Mataderos pero con el correr de los años llegó a tener cinco locales en la Provincia de Buenos Aires. Este buen pasar que vivió por décadas quedó finalmente archivado en el cajón de los recuerdos, pero permanece presente y asegura que le da fuerzas para luchar por los derechos de los expendedores.
¿Quién mejor que Manuel García puede explicar como es el negocio de una estación de servicio? Con el correr de los años el empresario y experimentado dirigente se transformó en un referente indiscutido de la actividad, conocedor de las peripecias políticas, las peleas con las petroleras y las negociaciones con el sindicato.
Según detallo detenidamente, ingresó en el negocio de los combustibles en 1972, cuando decidió volcar todos sus ahorros acumulados como empleado técnico de Kaiser Argentina en la adquisición de un local de YPF en Mataderos, Buenos Aires. Este fue su primer contacto con la actividad, el puntapié inicial que le permitió luego crecer hasta manejar cinco establecimientos, todos en su provincia natal, tres de marca YPF y dos de bandera Esso.
La pregunta que ya pueden responder 2500 empresarios desde 2004 a la fecha es la siguiente: ¿Cómo llegó este aventurero y emprendedor comerciante a quedarse con tan sólo un establecimiento sin bandera, refugiado en la venta de GNC y en el barrio Sáenz Peña? Las razones están a la vista, los motivos también, pero a veces es mejor que los protagonistas se explayen.
García asegura que ya desde la década del 90 empezó a sentir que los distintos Gobiernos fueron tomando medidas en perjuicio de los expendedores minoristas. Algunas de ellas con efectos directos, que apuntaron directo al corazón de la actividad. Otras, en cambio, analiza, de alcance colateral que recién con el paso del tiempo se fueron sintiendo, como la desregulación petrolera sufrida bajo el mandato de Carlos Saúl Menem.
Sin embargo, García subraya un punto de inflexión: entrando en el nuevo siglo la cosa empeoró de golpe. “Todos los funcionarios que tomaron medidas de ese entonces no tienen experiencia en el sector petrolero y fueron los responsables de que la República Argentina se haya transformado en un cementerio de estaciones de servicio”, cargó. Se ensañó con Guillermo Moreno, el Secretario de Comercio Interior, Julio de Vido, Ministro de Planificación y Axel Kicillof, presidente de la Comisión de Planificación y Coordinación Estratégica del Plan Nacional de Inversiones Hidrocarburíferas, entre otros.
Bajo el mandato de estos representantes, García lamenta que “los colegas están desahuciados, sin fuerzas, no pueden seguir administrando la miseria”. Advierte que “transitan en una economía de guerra que ya es impracticable” y al borde de bajar las persianas para ganarse la vida de otra manera, que hasta el momento no conocen. “Hace diez años era imposible pensar que se podía pasar por esto. El problema es que no han sido consultadas las personas que tienen trayectoria en la actividad”, plantea.