El experto en energía analizó los motivos por los cuales la gran mayoría de las marcas que operan en el negocio de los combustibles están lanzando variedades con mayor potencia, aun cuando la demanda viene cayendo de acuerdo a datos de la Secretaría de Energía de la Nación.
Desde que YPF cambió su política de anclar los valores de las naftas para destinar recursos a las explotaciones en el yacimiento de hidrocarburos no convencionales, Vaca Muerta, el mercado de las naftas viró 360 grados. Es que desde 2012 en adelante las pizarras se actualizaron a un ritmo promedio del 40 por ciento, porcentaje incluso mayor a la inflación.
En consecuencia, como para los consumidores se tornó un insumo cada vez menos accesible, las empresas tuvieron que nivelarse para poder sostener la clientela. Ya no queda mucho margen para posicionarse por encima de YPF. Incluso Shell, que históricamente se ubicó bastante por encima de sus referencias, hoy ya está cerca en casi todo el país.
En este contexto, para las compañías no queda otra opción que competir en calidad. Al respecto,Víctor Bronstein, Director del Centro de Estudios de Energía, Política y Sociedad (Ceepys) explica que “a nivel masivo la gente consume nafta súper, en cambio, el sector Premium, que es de mayores recursos económicos, está dispuesta a pagar 50 centavos más por litro”.
Es atento de este movimiento de la demanda, que según Bronstein las petroleras están trabajando para mejorar sus combustibles y ganar en rentabilidad, aumentando el octanaje e incorporando aditivos que protegen los motores de los vehículos modernos.
En definitiva, se esfuerzan por seducir al parque automotor que se sumó a las calles en los últimos años, que requiere de especificaciones más estrictas para un óptimo funcionamiento. “Están buscando posicionarse como líderes en calidad; es una estrategia comercial”, sostiene el especialista.
Por este camino avanza YPF, AXION energy, Shell, Oil Combustibles y Petrobras. Todas las banderas han presentado variaciones en sus productos en el último año.
En cuanto a la caída del consumo, Bronstein plantea que es difícil estimar cómo evolucionará en los próximos meses, debido a que “está atado a la situación económica”. Expresa que “hay una demanda que no es tan elástica, que tiene que ver con el gasoil”, debido a que es consumido en gran medida por el sector agropecuario. Su movimiento “está definido por la cosecha”, señala, por lo que asegura que “no influye el precio”.
